El conflicto comercial entre China y Estados Unidos se ha recrudecido, con graves consecuencias para el mercado global de la soja. El pasado 13 de octubre, Pekín anunció una nueva tasa de US$ 56 por tonelada para los buques estadounidenses que atraquen en sus puertos a partir del 14 de octubre, con la amenaza de aumentarla progresivamente hasta 2028.
El Ministerio de Transporte chino justificó la medida como una respuesta a las tarifas impuestas por Washington, calificándolas de «grave violación del comercio internacional».
La réplica de Donald Trump, con efecto a partir del 1 de noviembre de 2025, fue inmediata y contundente: un arancel del 100 % sobre todos los productos chinos y la aplicación de controles a la exportación de software estratégico. Esta renovada disputa amenaza con encarecer los alimentos, desestabilizar las cadenas logísticas y generar inestabilidad en los mercados financieros.
