La tregua o acuerdo comercial alcanzado entre Estados Unidos y China ha generado una mezcla de alivio y profunda preocupación en Uruguay. Si bien el cese de hostilidades arancelarias entre las dos mayores economías mundiales se percibe como una buena noticia para la estabilidad global, el entendimiento bilateral exige a Montevideo recalibrar su estrategia comercial, ante el riesgo inminente de desvío de comercio en sectores clave como la agricultura y la ganadería.
Las reacciones desde el sector productivo y la academia uruguaya se centran en la necesidad de asegurar la competitividad nacional frente a la reentrada de productos estadounidenses en China.
