Gustavo Weigel, director de Weigel Finanzas Corporativas
En estos casos lo más conveniente es acordar antes que nada cuál será la hoja de ruta que se debiera recorrer, los tiempos de ejecución y los responsables de cada compañía. Esto permitiría separar las actividad operativa del día a día de los análisis estratégicos y la negociación de una nueva asociación.
En general cuando se manifiesta un incipiente interés lo primero sería firmar un acuerdo de confidencialidad sobre la información que se va a intercambiar y sobre el negocio en sí que se procura realizar.
Amparado en ese documento, la empresa suministraría al interesado una serie de información preliminar o informes lo suficientemente descriptivo que le permita a éste presentar una carta de intención.
Si los términos generales del negocio propuesto son aceptados se pasaría a una etapa más profunda de análisis de la empresa que implicaría preparar y revelar datos clave en forma detallada para que el interesado pueda ejecutar un due diligence o auditoría de compra. Preparar información especial para entregar al interesado no debiera distraer a la empresa de su día a día.
Con las conclusiones del due diligence terminado, el posible comprador ya estaría en condiciones de presentar su oferta y pasar a la fase de la negociación final para estructurar los acuerdos definitivos los cuales podrían plasmarse en varios contratos en paralelo.
Post – cierre siempre quedan listas de temas pendientes para resolver al tiempo que se van ensamblando los equipos e integrando las operaciones, esta fase final es clave para el éxito de la incorporación del nuevo socio y la optimización de las potenciales sinergias.