Especial para Soja 2023,
Escribe Andrés Contatore,
director de Cuatro Hojas
Hace unos meses, luego de salir de la peor zafra agrícola en muchos años, decíamos que era fundamental para que las empresas se recompongan cerrar un invierno aceptable, pero más importante y determinante aún será tener un buen verano.
Respecto al primer desafío que eran los cultivos de invierno, a pesar de los pronósticos catastróficos que se manejaban previos a la siembra, se lograron buenos resultados. Los rendimientos fueron buenos, especialmente los de las gramíneas, que si bien presentaron algunos problemas de calidad los ingresos que generaron permitieron pagar los costos del cultivo, su cuota parte de la renta y en muchos casos dejar ganancias.
Luego de superar el primero escollo, estamos empezando a jugar el partido del verano, que es el que definirá el resultado final, y dentro de los cultivos de verano la soja representa al menos el 80% del área, por lo tanto es el cultivo que realmente mueve la aguja. Pero si bien es real que el productor agrícola es “soja-dependiente”, debemos tener cuidado con esta afirmación, la soja es el cultivo más importante, pero para tener un buen resultado agrícola, es necesario que esté bien acompañada.
Un claro ejemplo lo tenemos este año, aquellos que apostaron por tener una mayor área de doble cultivo (más intensidad agrícola), estarán mucho mejor posicionados que quienes decidieron no sembrar o sembrar poca área de invierno, jugándose a la soja de primera. Esto no es ninguna novedad, si vemos el resultado histórico del doble cultivo respecto a la soja de primera la diferencia es enorme, por lo que las probabilidades de que eso cambiara para este año eran extremadamente bajas.