El departamento de Flores se ha convertido en un nuevo polo de atracción turística gracias a la inauguración del Laberinto Ancestral La Crinera, una impresionante obra de arte y naturaleza que ostenta el título de ser el laberinto de maíz más grande de Sudamérica.
Ubicado a pocos kilómetros de Trinidad, este laberinto no solo destaca por su concepto, sino también por sus dimensiones. El diseño se extiende sobre una superficie de 60.000 metros cuadrados, lo que equivale a seis hectáreas (aunque la chacra total donde se inserta es de mayor extensión), ofreciendo un recorrido total de más de 5 kilómetros de senderos.
Más allá de la aventura de «perderse y encontrarse», sus creadores, una familia de productores locales, concibieron el laberinto como un «viaje introspectivo» guiado por la geometría sagrada. Las figuras talladas en el maizal —como la imposición de manos o el corazón— invitan a los visitantes a una experiencia de conexión, sanación y autodescubrimiento.
El proyecto ha superado las expectativas, atrayendo a miles de visitantes y consolidando a Flores como un destino clave para el turismo rural y espiritual.