En el marco del Día Nacional de la Carne, se celebra no solo la calidad de uno de sus productos más emblemáticos, sino también su modelo de producción ganadera sostenible, respetuoso del medio ambiente y centrado en el bienestar animal.
Con más de 9,5 millones de hectáreas de campo natural, ríos, arroyos, monte nativo en expansión y una destacada biodiversidad, el país alberga uno de los ecosistemas más propicios para la producción de carne vacuna de alta calidad.
Aquí, el ganado pasta a cielo abierto durante todo el año, en un entorno natural donde cada animal dispone del equivalente a dos canchas de fútbol.
Con más de 44.000 establecimientos agropecuarios –en su mayoría familiares–, el país se destaca por su compromiso con el manejo sustentable de los recursos naturales, el respeto al bienestar animal y la trazabilidad completa de cada corte.
En Uruguay está prohibido el uso de hormonas y antibióticos promotores del crecimiento. El manejo sanitario del ganado se realiza bajo supervisión profesional, garantizando estándares internacionales en sanidad y control epidemiológico.
La ganadería uruguaya se basa en un recurso natural renovable: el campo natural. Este ecosistema, característico del bioma pampa, está naturalmente diseñado para albergar rumiantes y representa un bastión de biodiversidad. Lejos de degradarlo, la ganadería contribuye a su conservación. De hecho, Uruguay es el único país de América del Sur con montes nativos en crecimiento desde 1987.
En línea con los compromisos globales, Uruguay adhirió al Acuerdo de Montreal en 2022, promoviendo la preservación de los recursos naturales. Además, mediante la creación del Equipo Técnico Interinstitucional de la Huella Ambiental Ganadera, se busca medir con precisión el impacto de la producción sobre el agua, el suelo, la biodiversidad y las emisiones.
Aunque la ganadería genera emisiones, en Uruguay estas son mayoritariamente biogénicas y se compensan por un stock ganadero estable. A esto se suma el compromiso de reducir en un 32% las emisiones de metano por kilo de carne producida para 2025, objetivo que el país ya está cumpliendo, según estimaciones oficiales.
Las plantas frigoríficas uruguayas, muchas de ellas habilitadas por mercados exigentes como la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, incorporan tecnología de última generación y prácticas de economía circular. El tratamiento y valorización de residuos, como el compostaje de desechos orgánicos, refuerzan el compromiso del sector con la sostenibilidad ambiental y económica.