Diego de la Puente, especialista de Novitas
El conflicto comercial entre Estados Unidos y Brasil enfrenta este nuevo capítulo en la guerra comercial entre dos de los mayores productores y exportadores agrícolas del mundo genera preocupación en la región, especialmente por su impacto sobre la volatilidad de los precios internacionales del maíz y la soja, que ya venían mostrando movimientos erráticos por factores climáticos, geopolíticos y logísticos.
Analistas del mercado advierten que este tipo de tensiones altera las cadenas de suministro, modifica flujos comerciales y puede afectar las decisiones de siembra y comercialización en países exportadores como Uruguay y Argentina, donde los márgenes del productor ya están ajustados por la caída de los precios internacionales y el aumento de costos internos.
En ese contexto, expertos y referentes del sector agropecuario insisten en la necesidad de diseñar herramientas para enfrentar la creciente volatilidad, tanto a nivel público como privado. Esto incluye desde seguros de precios y cobertura financiera, hasta políticas activas de inserción internacional y defensa comercial, que permitan amortiguar el impacto de decisiones tomadas fuera de la región.
Al mismo tiempo, se destaca la importancia de avanzar en acuerdos comerciales más estables y diversificados, que reduzcan la dependencia de mercados volátiles o sujetos a cambios políticos repentinos, como está ocurriendo entre EE.UU. y Brasil.