En un escenario global de alta volatilidad en precios e insumos, las decisiones productivas enfrentan múltiples condicionantes, como país tomador de precios, y sujeto a riesgos climáticos crecientes, la planificación agrícola se desarrolla en un contexto geopolítico cada vez más complejo.
Los conflictos internacionales siguen impactando de forma directa en los mercados de granos. El trigo, en particular, muestra fundamentos de oferta y demanda con tono alcista, en un mercado altamente concentrado: cinco grandes productores —China, India, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia— explican el 64% de la producción global, lo que vuelve al sistema extremadamente sensible a eventos climáticos o geopolíticos.
Según estimaciones recientes, la producción mundial de trigo alcanzará los 797 millones de toneladas, marcando un crecimiento consecutivo. Sin embargo, el consumo global proyectado supera a la producción, lo que continúa ejerciendo presión sobre las existencias.
Actualmente, los stocks mundiales se ubican en torno a los 270 millones de toneladas, y casi la mitad de estas reservas están concentradas en China, lo que reduce la disponibilidad efectiva para el mercado internacional.
En cuanto al comercio exterior, Rusia y la Unión Europea se mantienen como los principales exportadores mundiales, aunque con perspectivas de menor producción en la actual campaña. En este escenario, Brasil sigue siendo el destino principal del trigo uruguayo, con una demanda que no logra cubrir con producción propia. Se estima que el país vecino deberá importar alrededor de cinco millones de toneladas para abastecer su mercado interno.
Este panorama ofrece oportunidades y desafíos para Uruguay, que deberá combinar eficiencia productiva, manejo de riesgos y estrategia comercial para capitalizar su posición exportadora en un mercado cada vez más competitivo y tensionado.
Por otro parte, las perspectivas comerciales para la cebada y la colza en la campaña 2024/25 se tienen fundamentos alcistas, aunque condicionadas por un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas crecientes y un comercio global más incierto.
En el caso de la cebada, la producción mundial proyectada alcanza los 144 millones de toneladas, con un leve aumento respecto a la campaña anterior. Sin embargo, el consumo global crecería en torno al 3%, lo que, junto a una reducción del 16% en las existencias finales, configura un escenario de precios con tendencia al alza.
En términos de origen, se destacan la Unión Europea y Australia como principales productores. Mientras que Rusia recorta su producción y reduce sus exportaciones, Argentina asciende al tercer lugar en el ranking mundial de exportadores, consolidando su rol en el mercado internacional.
Por su parte, la colza muestra un panorama mixto. A nivel global, la producción cae un 4%, y si bien el consumo también se reduce, las existencias finales disminuyen un 18%, presionando los precios al alza. El comercio mundial del grano también cae, reflejo de un menor dinamismo en la oferta y la demanda.
A nivel local, la demanda doméstica supera a la producción nacional, generando oportunidades para los productores que logren buena calidad y rendimiento.
